miércoles, 27 de marzo de 2013


Y mis brazos la rodean apretando sus costillas, mis manos dibujando en su piel. Un suspiro, el olor de su cuello embriagando mis sentidos. El calor de su cuerpo volviéndome cada vez más mortal. Sus dedos subiendo por mi espalda, sus dedos enredados en mi cabello.

El mundo se ha hecho pequeño, el tiempo se ha vuelto eterno y mis noches se han vuelto un sueño. La luna se marcha y cada vez me aferro más a mi almohada.  

0 comentarios:

Publicar un comentario